Miles
de personas se congregaron anoche en la Plaza de San Miguel, donde un
replique de 12 campanadas aventuró el comienzo del Acto
Reconocimiento a la Suelta del Perro Maldito
A
medianoche de este viernes 28 de septiembre, el pueblo de Valsequillo
se congregó en la Plaza de San Miguel para mostrar públicamente,
con un emotivo silencio, su apoyo a todos los afectados por lo
acaecido en el último año. Desde una gran pantalla, localizada en
la Plaza de San Miguel, se proyectó un vídeo, previo replique de
campanas y música instrumental que provenía de los balcones que
rodeaban la plaza.
El
vídeo, que duró algo más de dieciocho minutos, tuvo como
protagonistas al pueblo de Valsequillo, representado por jóvenes,
niños y adultos, impulsores de esta fiesta surgida en el año 1987.
Atendiendo a la tradición, a las 00:00 horas de la noche del 28 de
septiembre, víspera de San Miguel, el diablo se soltaba de sus
cadenas y vagaba toda la noche por las calles haciendo de las suyas.
Era una noche terrorífica para mujeres y niños, que esperaban en
casa mientras los hombres salían de fiesta a la captura del perro
maldito.
Así
se inicia esta tradicional fiesta un 28 de septiembre de 1987, cuando
un grupo de jóvenes visten al primer Perro Maldito de San Miguel,
Francisco García, más conocido como “Paco el Toro”. Durante
toda la noche andó suelto por el pueblo, vestido con harapos negros
y amarrado con sogas. Jóvenes cazadores le perseguían ante la
mirada perpleja de la gente, que ajenos a lo que pasaba, celebraban
como cada año la víspera de San Miguel. La noche trascurrió con el
perro suelto por las calles del pueblo, que al día siguiente
amanecía en la plaza, despertando con él una fiesta que se ha
convertido en seña de identidad de Valsequillo.
Desde
entonces, el pueblo de Valsequillo se volcó de lleno en una fiesta
que es símbolo de unión. Maquillaje, confección, teatro, artesanía
o baile, son sólo algunas de las disciplinas en la que los jóvenes
de Valsequillo se han ido formando a lo largo de los años,
convirtiéndose en verdaderos artistas. Pero esta fiesta no sólo ha
unificado al pueblo de Valsequillo, sino que además ha acercado
hasta él a gente de otros municipios gustosos a participar.
El
acto reconocimiento concluyó con el prolongado aplauso del público
asistente, a la vez que 150 jóvenes del municipio alzaban en la
Plaza de San Miguel una luz artificial como símbolo de solidaridad y
respeto. Seguidamente, el espectáculo de fuegos artificiales volvió
a sorprender a los espectadores, que un año más llenaron las calles
del pueblo para no perderse este tradicional espectáculo piroténico.
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