Valsequillo es un caleidoscopio de colores, en sus bien delineadas huertas podemos observar extasiados como relucen los azules, los ocres, el rojo más intenso, el amarillo florido de sus relinchones, el blanco inmaculado de la flor del almendro y de una manera generalizada el verdor intenso que nos invita a sestear adentrándonos en barrancos y riscales, donde se escucha el cantarino ruido del agua que surge espontanea de las entrañas de su tierra colorada, donde cultivar se hace más fácil dada la fertilidad de la misma. REVISTA TARA
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