El pretendido lema unificador
utilizado como excusa para activar un frente común nacionalista de cara a las
elecciones generales del 20N no deja de ser solo un mensaje lejano de la
realidad pero cercano a los intereses de quienes lo esgrimen. El “Unidos por
Canarias”, se cae por su propio peso si analizamos cual ha sido el proceder de
algunos de los integrantes de ese pacto electoral, máxime cuando al frente de
las candidaturas permanecen una serie de personajes que ejemplarizan el término
de cadáveres políticos.
Si nadie conociera el recorrido
histórico de Coalición Canaria y Nueva Canaria y los desencuentros que
originaron la desintegración en su momento de la primera fuerza nacionalista
igual nos creeríamos algunos de sus mensajes, pero teniendo en cuenta quiénes
protagonizan la película la credibilidad de sus intenciones es más que dudosa.
Las dos fuerzas han llegado a un
pacto que para Coalición Canaria en Gran Canaria va a suponer el alejamiento de
determinados grupos de apoyo que surgieron para las autonómicas y que hicieron
subieran sustancialmente en número de votos y este apoyo vino dado por el
desencanto existente hacia Nueva Canaria y el exceso de protagonismos de sus
cabezas visibles, que lejos de dar un relevo a nuevas generaciones se siguen
perpetuando en la ostentación de poder. Los dos cabezas visibles del pacto
electoral, Pedro Quevedo y Paco Aureliano, no dejan de ser referentes de una
forma de hacer política recalcitrante, engreída y soberbia, que han ido dejando
un reguero de acciones desafortunadas en su trayectoria política.
De cara a la intención de voto para
estas elecciones, muchos de los simpatizantes de una y otra fuerza van a hacer
patente su rechazo a esta unión interesada. El ejemplo más cercano ha sido lo
ocurrido en el Cabildo Insular de Gran Canaria, donde el pacto con el CCN
resultó una pifia donde la puñalada traidora no tardó en llegar desplazando del
gobierno insular a los consejeros de CC.
Si retrocedemos un poco más en el
tiempo, recordar la espantada de Román Rodríguez en 2007 en el Congreso de los
Diputados dejando a Coalición Canaria sin grupo parlamentario. Esta acción fue
una carga negativa para Canarias en cuanto a la consecución de recursos
económicos cuantificables, ya que en una actitud soberbia y revanchista tomó
decisiones que perjudicó a las islas. En concreto para Valsequillo supuso la
pérdida de 2 millones de euros al votar en contra de dos enmiendas a los
Presupuestos Generales del Estado. Un millón de euros para el Proyecto Barranco
y otro para la construcción de las nuevas Casas Consistoriales.
Con esta carga histórica y los
antecedentes que acumula Nueva Canarias, personalizados en sus cabecillas, es
muy difícil creer que si consiguen Grupo Parlamentario Propio no fuercen la máquina
de forma interesada e insolidaria intentando imponer propuestas que les
beneficien a ellos políticamente, sin tener en cuenta los intereses de Canarias
en general. Utilizando además esa representatividad para presionar y coaccionar
a la hora de la toma de decisiones de este pacto sostenido con imperdibles. Ya
se sabe que donde hubo siempre queda y volverán a reproducir viejos y nefastos
hábitos a las primeras de cambio.
Pero además de todo esto, muchos
entendemos que Coalición Canarias se ha equivocado con este pacto electoral,
porque a veces más vale ir solos que mal acompañados y porque esta acción ha
supuesto una ruptura con las fuerzas y figuras más representativas de Gran
Canaria. Al margen, se deja entrever que Nueva Canarias, después de las reticencias
iniciales se avino a este pacto son la clara intención de anular el
resurgimiento habido en las autonómicas por parte de CC, de manera que esta
acción les reportara el convertirse en el único referente nacionalista de la
isla. Este hecho va a restar más que sumar y en estos términos ya se han
definido fuerzas como Asamblea Valsequillera y otras que han visto que un
nacionalismo fuerte no pasa por dar un cheque en blanco a individuos que con
tal de conservar el poder les da igual los medios. Lo más cercano han sido los
pactos de NC con partidos de cabecillas corruptos como Dimas Martín o González
Arroyo.
Por otra parte, desde mi óptica
personal, se debe producir un cambio radical en el ideario del nacionalismo
canario, con un cambio generacional profundo, desapareciendo quienes hasta
ahora no han sido más que una rémora para el mismo. ¡Qué distinto hubiera sido
si esta oportunidad se hubiera aprovechado para suprimir del panorama político
a personajes muy cuestionados popularmente, tales como Pedro Quevedo, Román
Rodríguez, Carmelo Ramírez, Paco Aureliano!, dándole el relevo a nuevas caras
que generaran más ilusión y expectativas.
Desde aquí me muestro totalmente
contrario a la polarización política que está suponiendo el bipartidismo
PP-Psoe a todos los niveles; pero
también rechazo el coste social, político y económico que ha supuesto para
Canarias el bipartidismo nacionalista CC-NC donde el exceso de ombliguismo y
personalismo de sus cabecillas ha supuesto para las islas una merma en el
estado del bienestar.
En todo caso, de cara al 20N, mi
opción la tengo tomada y no es ninguna de las expuestas con anterioridad. Ahora
cada uno que reflexione y tome su decisión, pero que esta sea verdaderamente
alternativa y esperanzadora. Tener más de lo mismo, para mí no es lo adecuado.
Juan Antonio Ojeda Muñoz
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